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NACIONALES

CHUBUT COMO EJEMPLO DEL FALSO FEDERALISMO K


A partir que el gobernador del Chubut Mario Das Neves manifestó su intención de competir cómo candidato a presidente de la nación, desde el poder central comenzaron a articularse acciones tendientes a desprestigiar su gestión. De esta manera se le retuvieron fondos a la provincia, se frenaron obras que la nación debía hacer en dicho territorio, se utilizó el aparato de prensa estatal para difamar y se instaló la idea de un supuesto fraude electoral, del cuál no se observa ningún correlato en la justicia penal. Todo parece ser válido para dejar a un adversario político fuera de contienda.

El resultado de esta elección será un daño irreparable a las instituciones Chubutenses y otro ejemplo de cómo el poder central avasalla la autonomía de las provincias, interviene políticamente con el manejo de la caja nacional, retiene fondos de coparticipación y los distribuye discrecionalmente para ejercer un falso federalismo peligroso para la democracia de nuestra república. He aquí un poco de historia para que entendamos cómo el Kirchnerismo utiliza herramientas del Estado Nacional para intentar voltear la voluntad soberana de un pueblo que se expresó en las urnas.

Tras la batalla de Cepeda en 1820, que enfrentó a unitarios y federales, se conformó un esquema federal de hecho en nuestro incipiente Estado Nacional. Las gobernaciones e intendencias dependientes exclusivamente de un gobierno nacional se desintegraron y fueron remplazadas por las provincias que comenzaron a autogobernarse, elegir su propia constitución, sus leyes y el manejo de su economía.

Tal situación fue receptada luego por la Constitución Nacional en 1853 y determinó fundacionalmente que el gobierno Nacional dejó de estar por encima de las decisiones de las provincias (arts. 121 a 129 CN). Nuestra Carta Magna recepta un sistema político en el cual las funciones del gobierno están repartidas entre un poder central, al que las provincias delegan ciertas funciones, y un grupo de estados provinciales asociados, que en situación de igualdad entre sí, conservan su autonomía.

Lamentablemente en nuestro país el valor de los papeles nunca se condice con la realidad y a partir del primer gobierno Federal, hasta nuestros días, el poder central se encargó de ejercer un “falso Federalismo” en el cuál la suerte de provincias depende del grado de servilismo al poder nacional de turno.

Con la crisis de 1890, se le delegó a la Nación el cobro de impuestos en el territorio nacional a cambio de retribuir a las provincias lo recaudado. En otras palabras, nace la coparticipación que atenta contra nuestra república y la democracia misma; ya que un “vacío legal” que le permite al gobierno nacional distribuirlo discrecionalmente.

Dicho de manera más sencilla: Si apoyás a la presidente, ella te dará plata. Sino, no podrás pagar sueldos de trabajadores estatales, no podrás hacer obras públicas, administar escuelas y hospitales y tu gestión caerá en la peor situación imaginable.

La extorsión a la que se ven sometidos los gobernadores es tal, que en la actualidad se los ve en Buenos Aires en actitud servil para que les paguen lo que por derecho le corresponde a la provincia que representan. También es común observarlos agachados acomodando alfombras rojas para que la presidenta baje con aires de realeza de los vuelos oficiales en territorios provinciales.

Mario Das Neves lleva una gestión exitosa desde el año 2003 cuando fue elegido gobernador del Chubut con el 45.6% de los votos. En las elecciones para gobernador de 2007 volvió a ganar, esta vez con el 74.3% de los votos y mantenía una imagen positiva de casi el 80% en su provincia. Actualmente, su imagen se vio afectada por un resultado reñido en las últimas elecciones dónde él no fue candidato, pero apoyó a Martín Buzzi cómo continuador del “Modelo Chubut”. La explicación a la merma en cantidad de votos al modelo se condice con los ataques que la provincia recibió desde el poder central a partir de que Das Neves manifestó su voluntad de competir por la candidatura presidencial.

El Estado Nacional a partir de allí, primero retuvo fondos de coparticipación a la provincia, lo que llevó a Das Neves a obtener financiamiento a través de un fideicomismo internacional; luego Boudou de una manera absurda e ilegal retuvo US$ 28 millones de esos fondos que por derecho le corresponden a la provincia. Más tarde utilizaron el aparato mediático del Estado (canal 7 y agencia Télam) a favor del candidato de Cristina y finalmente, tras perder las elecciones, judicializan la derrota para llevar un tema provincial a un terreno nacional.

Parte del pueblo de Chubut prefirió votar a un delegado de Cristina Kirchner por temor a represalias contra la provincia. No hay dudas que la visita de la presidenta a la provincia para anunciar obras, que no se harán de no ser votado su candidato, influyeron en el electorado. Los K imponen la costumbre de la amenaza “somos nosotros o el caos”, incluso se llegó a mencionar la posibilidad de intervenir la provincia y utilizar cualquier recurso legítimo o no para forzar el resultado electoral que les ha sido mínimamente desfavorable.

Sigue sin respetarse la soberanía de las provincias, siguen utilizándose las instituciones para beneficio del poder central. Este gobierno ejerce un falso federalismo que tampoco cambió la estructura tributaria regresiva, ni adoptó ninguna iniciativa para recuperar el patrimonio nacional rematado durante el menemismo, ni es ni remotamente redistributivo, ni respetuoso de las libertad de expresión, ni de la soberanía de las provincias.
Claro está que en el proceso eleccionario hubo errores, el Diputado electo Jerónimo García se expresó a favor de pensar en la elaboración de un Código Electoral de Chubut que evite las interpretaciones que puedan hacerse del actual Código Nacional, al que la provincia adhiere por no tener uno propio y se está discutiendo la implementación del voto electrónico. De allí a que haya habido fraude hay un abismo.

Esperemos el resultado de la justicia provincial y que la Nación respete un acto eleccionario en el que miles de ciudadanos expresaron legítimamente su voluntad, lo contrario será un duro golpe para el verdadero federalismo.

Nota: Dr. Marcelo Pérez Peláez

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