¿DISPUESTOS A SACRIFICAR A LA PRESIDENTE?
Ni un nutrido grupo de jóvenes que ganan entre diez y treinta mil pesos mensuales por cargos políticos que nadie controla, ni un grupo de ministros o asesores de dudosa capacidad están dispuestos a arriesgar sus ingresos ante la posibilidad de un cambio de gobierno a partir de octubre. Ni los jóvenes de La Cámpora, a los que el dinero fácil del estado los seduce, ni los miembros del gabinete nacional han tenido capacidad de construcción política real y se han mantenido bajo la protección paternalista de Néstor Kirchner y ahora de su esposa, Cristina.
Tres intervenciones quirúrgicas tuvo Kirchner hasta que lo sorprendió la muerte. Aunque en la segunda se encendió una luz de alarma en su entorno y en la sociedad con respecto a su salud, la tercera dió señales claras de la gravedad de su estado y la fragilidad a la que estaba expuesto.
Ante esto, a los jóvenes de La Cámpora no se le presentaron dudas a la hora de forzar la presencia de Kirchner en el acto del Luna Park, a muy pocos días de su operación y al que concurrió en un estado de enorme convalecencia.
“Tenía que hacer un esfuerzo Néstor porque el acto dio mucho trabajo y era para él” decían en la agrupación que depende, o dependía, de Máximo Kirchner. Unos días después, fallece uno de los principal líderes políticos de la argentina.
En la era kirchnerista se cambiaron las reglas del juego en la política argentina y se rompieron códigos tradicionales. En ésta, la era post kirchnerismo, las reglas fueron cambiadas nuevamente, pero esta vez, por las terceras líneas exacerbadas y engolosinadas de poder y un estado de semi anarquía política.
Ahora, vale todo. No hay límites para aquello que signifique asegurar la continuidad de un modelo presentado y vendido como popular y nacional y fue, en definitiva, un proyecto hipócrita, para unos pocos (muy pocos) y donde la ambición de poder se sitúa mucho mas arriba que la intención de mejorar la realidad de los argentinos.
Apoyar a Aldo Rico, impulsar a liberales como Sergio Massa en su momento, a Amado Boudou ahora, a la prima de Saadi en Catamarca, a Carlos Menem como candidato a legislador por el kirchnerismo en las próximas elecciones y salir a destruir a cualquier precio a sus rivales políticos (incluso perjudicando a la sociedad torciendo la voluntad popular y mintiendo descarada e irresponsablemente sobre los hechos reales, como fuera el caso de las elecciones de Chubut), son las señales de que con este esquema de poder en el oficialismo nacional, las posibilidades de lograr la tan esperada “gestión fina o evolucionada” de Cristina se reduce a la nada.
La Salud de la Presidente.
Pero hay algo peor que esas transformaciones que se generan con el uso del poder sobre la realidad política. La presidente no esta bien de salud. Esto no es ni un rumor ni una operación de prensa, es una realidad.
Por un bajón de presión nadie requiere casi una semana de reposo. Como casi la mayoría de los adultos activos en la Argentina, la presidente está medicada.
Hace falta mucho menos que la muerte de un ser querido para que un psiquiatra recete una medicación que ayude a superar circunstancias y estados de animo desfavorables. Sería estúpido no aceptar que la presidente, en estos momentos, está contenida psicológicamente para superar el doloroso momento que vive por el fallecimiento de Kirchner y por la enorme carga de responsabilidades políticas de complejas resoluciones que heredara y que nunca antes había manejado.
Por un simple bajón de presión, su hijo Máximo no hubiera viajado de urgencia desde Río Gallegos a ver a su madre y quedarse con ella para cuidarla junto a su hermana.
Hay que cuidar a la presidenta. Pero no sólo por su salud, sino por el peligro de estar rodeada de un número importante de interesados es preservar sus ingresos, oficinas y poder a cualquier costo.
¿Hacía falta que todo funcionario que estuviera frente a una cámara dijera que Cristina es la candidata natural y la “única” capaz de mantener y profundizar el “proyecto”? ¿Y la presidenta? ¿No importa lo que ella realmente sienta o que aún este digiriendo un duelo muy grave para cualquier persona?
Tal vez lo que la presidenta pide a los manifestantes que llevan a sus actos no sea apoyo para ella y su gente, como se quieren interpretar desde el entorno oficialista. La presidenta pide ayuda, tal vez, porque sola (porque está y se siente sola) no puede contra la presión externa ni la de su propia estructura.
Los últimos dos años de Néstor Kirchner deben servir como enseñanza a su “tropa” para que no se repitan cosas que puedan dañar a la presidenta y asegurar, ya no sólo su reelección, sino que pueda culminar su mandato. La presidenta merece el respeto de todos y el redoblado esfuerzo de sus militantes para no exigirle cosas que ningún hombre o mujer pueden soportar.
*Joaquín Gayone: Fue colaborador político de Rafael Bielsa hasta septiembre de 2007; fue encargado de prensa y comunicación de un grupo de tres legisladores del FpV de febrero a noviembre de 2008. Actualmente, integra el equipo de campaña nacional de Mario Das Neves.
Agencia País (por Joaquín Gayone*).
Foto: presidecristina